viernes, 28 de mayo de 2010

Cómo pillar a un mentiroso



Cómo pillar a un mentiroso

Por Helen Coster y Melanie Lindner



Señales de que alguien te toma el pelo
El mundo está lleno de mentirosos: maridos mujeriegos, estafadores a gran escala, presuntos gurús de la salud que no son más que charlatanes. Sin embargo, lo cierto es que hasta la gente más honesta miente de vez en cuando.

Esto, al menos, es lo que dice la psicóloga Bella DePaulo, autora de cerca de una docena de estudios sobre el engaño. En un ejercicio que realizó en 1996, DePaulo y sus colegas pidieron a 147 participantes de entre 18 y 71 años de edad que registraran sus interacciones sociales a lo largo de toda una semana, indicando también cualquier mentira que hubieran dicho.
De media, cada persona dijo alrededor de 10 mentiras; solo siete de los participantes afirmaron haber sido totalmente sinceros.
Sin embargo, es obvio que hay muchos tipos de mentiras. Por ejemplo, decir que el último libro de alguien era fascinante cuando en realidad nos aburrimos hasta quedarnos dormidos leyéndolo no es lo mismo que decir que hemos generado unos beneficios constantes sobre la inversión, cuando en realidad nos hemos fundido hasta el último céntimo.
Según el estudio realizado por DePaulo, este tipo de mentiras, las "falsas positivas", se emplean entre 10 y 20 veces más que las falsas negaciones de culpabilidad.

Hombres y mujeres mienten con diferente fin
Otros estudios indican que hombres y mujeres mienten con la misma frecuencia, aunque las mujeres tienden a mentir para que otros se sientan bien, en tanto que los hombres mienten para proyectar una imagen mejor de sí mismos. Somos más sinceros con nuestros seres queridos. Según Jeffrey Hancock, profesor asociado de comunicación en la Universidad de Cornell, afirma: "Mentimos menos a las personas que más nos importan porque estamos más implicados en las relaciones que mantenemos con ellos".

Los buenos mentirosos pueden incluso engañar a los detectores de mentiras más sensibles. Las pruebas tradicionales con polígrafo, que se vienen empleando desde principios del siglo XX, se valen de sensores para detectar los cambios en la tensión arterial, el pulso, la respiración y el sudor de un individuo ante las preguntas de un interrogatorio.

Pero los polígrafos tienen dos pegas: en primer lugar, solo son eficaces un 80% de las veces, según la American Polygraph Association (la asociación polígrafos de Estados Unidos). En segundo lugar, es poco probable que nos llevemos toda esa maquinaria a una reunión comercial o para charlar en un bar. DePaulo reconoce: "No hay pistas totalmente fiables que nos permitan reconocer un engaño".

Tres oportunidades para descubrir una mentira
Sin embargo, hasta los mentirosos más hábiles nos dan muchas pistas. Joe Navarro, un veterano agente especial del FBI y autor del libro Louder Than Words (título que se podría traducir como "Por sus obras losJoe Navarro, un veterano agente especial del FBI y autor del libro Louder Than Words (título que se podría traducir como "Por sus obras los conoceréis"), afirma que cada vez que le planteamos una pregunta a alguien se nos presentan tres oportunidades para descubrir si miente: el momento en que escucha la pregunta, el tiempo durante el cual la procesa en su mente y el momento en que responde. Aquí recogemos algunos de los detalles en lo que tendríamos que fijarnos; para conocer una lista completa,haga clic aquí.

Una inclinación con truco. La gente honesta suele situarse de frente a sus interrogadores. Los mentirosos "suelen evitar una alineación frontal y a menudo se sientan con brazos y piernas cruzados, como si estuvieran congelados", explica Joseph Buckley, presidente de John E. Reid and Associates, empresa que proporciona formación sobre entrevistas e interrogatorios a los agentes de la ley.

Pronombres imprecisos. Para distanciarse psicológicamente de la mentira, el mentiroso tiende a utilizar en exceso la segunda o tercera persona ("tú", "él" o "ellos").

Las manos pesan. Cuando decimos la verdad, tendemos a mover las manos al ritmo del relato. Las manos recalcan ideas o expresiones de forma natural y convincente cuando creemos de verdad lo que decimos. Las personas que están menos seguras de lo que dicen suelen controlar sus gestos.

Lenguas largas como el cable del teléfono. El teléfono suele sacar al mentiroso que llevamos dentro. En un estudio realizado durante una semana entre 30 estudiantes universitarios, Hancock observó que el teléfono era el instrumento más utilizado para mentir: el 37% del total de las mentiras se dijo por teléfono, el 27% de las mentiras se pronunció cara a cara, un 21% se envió por mensajería instantánea y apenas un 14% quedó recogida en un correo electrónico. En realidad, es bastante lógico: la mayoría de las conversaciones telefónicas no dejan rastro, a diferencia de los correos electrónicos y los mensajes del chat quedó recogida en un correo electrónico. En realidad, es bastante lógico: la mayoría de las conversaciones telefónicas no dejan rastro, a diferencia de los correos electrónicos y los mensajes del chat.

Las cosas como son. Cuando una persona sincera relata una historia, es habitual que se dé cuenta de que se ha olvidado algún detalle y que vuelva atrás para rellenar las lagunas. También es posible que advierta que algo que ha dicho no era totalmente correcto. En ese caso, retrocederá para explicarse mejor. Según DePaulo, los mentirosos, por el contrario, "están preocupados de que descubran su mentira y les cuesta reconocer ese tipo de imprecisiones".

La conducta nos delata. Paul Ekman, profesor emérito de la San Francisco School of Medicine, de la universidad de California, y director del Paul Ekman Group, empresa dedicada a la formación sobre habilidades emocionales y engaños, afirma: "Hay que buscar las diferencias con respecto al comportamiento habitual de una persona. Por ejemplo, algunas personas siempre vacilan al hablar. Si hablan sin vacilaciones, es indicio de que ocurre algo".

Sonrisa superficial. Las personas que dicen la verdad suelen utilizar muchos músculos faciales. En cambio, los mentirosos sonríen solo con la boca: las emociones no se reflejan en sus ojos.

¿Llegaremos a ser sinceros, al final?
Dejando aparte los sentimientos de culpabilidad, los sujetos del estudio que realizó de DePaulo en 1996 confesaron que, si tuvieran la oportunidad, repetirían el 75% de sus mentiras.

Y lo más probable es que se salgan con la suya

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De Donde Me Visitas

 
Ir Arriba